REPORTAJE: CONDUCCIÓN AUTÓNOMA

Por Míriam Fernández Mata

  • Los resultados del proyecto de la DGT están siendo analizados para considerar si es adecuado implantarlo

Conducción autónoma, motor del examen piloto

  • La prueba práctica experimental asusta a los alumnos, que consideran que es más dificultosa

Fuente: La Lupa Digital

El examen práctico siempre se ha considerado un momento especial, a la par que difícil, de la vida de cualquier conductor. El volante bajo dominio de las manos inexpertas del  alumno que sólo ansía pasar la prueba que tantos quebraderos de cabeza le ha dado.  Nervios y emoción, impaciencia e ilusión, preocupación y liberación, acelerar y frenar, conducción autónoma y órdenes del examinador; todo ello conforma la ecuación en la que se han visto envueltos los alumnos evaluados con el método experimental.

Con objeto de adaptarse a las normativas de la Unión Europea, la Dirección General de Tráfico (DGT), en siete de sus jefaturas provinciales de tráfico –las correspondientes a Madrid, Barcelona, Segovia, Sevilla, Burgos, Gran Canaria y Navarra–, ha llevado a cabo durante los meses de noviembre y diciembre de 2011 una prueba práctica de conducción distinta a la que se venía haciendo de forma habitual. “Tradicionalmente la prueba de circulación en vías abiertas se ha realizado de modo que el aspirante a la conducción sigue un itinerario que va determinando el examinador y atendiendo a sus continuadas indicaciones”, señala la DGT en un comunicado a los centros de preparación para la conducción. Este proyecto piloto añade puntos claves respecto a la forma de proceder del alumno, del examinador y la manera de evaluar.

En la capital, la Jefatura Provincial de Tráfico de Madrid mandó un comunicado a las autoescuelas con fecha 15 de septiembre de 2011 para informar del propósito que tenían entre manos. Dicho informe extendía a los centros de preparación el concepto que se viene desarrollando en distintos países de la Unión Europea, que no es otro que la conducción autónoma. El escrito, cuyo título figura como Conducción autónoma. A todas las autoescuelas, remarca los resultados satisfactorios que otros países comunitarios han obtenido implantando el sistema. La DGT explica que se entiende por conducción autónoma aquella que se realiza por un aspirante de forma independiente y libre, desarrollándose de manera natural, sin que las instrucciones y advertencias continuadas del examinador interfieran en su toma de decisiones y en su comportamiento. Esta idea ha cobrado vida en los dos meses de cierre de 2011, pues todos los alumnos que se han presentado al examen práctico en este periodo han tenido que convivir con ello durante 10 de los 25 minutos de los que se compone la prueba práctica.

No obstante, la conducción libre no es la única novedad llevada a cabo en este proyecto piloto de la DGT. También se introdujeron nuevos criterios como el tiempo del examen −de 25 minutos estrictos− y la realización de preguntas teórico-prácticas al alumnado para probar su grado de conocimiento sobre asuntos que incumben a la mecánica, la seguridad y la documentación del vehículo. Igualmente, los examinadores, en aras de mejorar la calidad de los exámenes y el trato con los aspirantes a conductores, han tenido que llevar a cabo distintas formas de proceder en su trabajo, consistentes en identificarse en todo momento y comunicar a la persona si su examen ha sido aprobado o, por el contrario, suspenso. Antes, esta tarea era desempeñada por los propios profesores, siendo el examinador un ente desconocido que se sentaba en la parte posterior del coche sin establecer apenas contacto con el examinado. El nuevo protocolo de actuación en las pruebas de circulación que los examinadores han tenido que incorporar a sus tareas diarias está perfectamente recogido en una nota informativa de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Madrid. El documento recoge que el examinador debe identificarse, explicar el contenido de la prueba, comprobar la documentación del aspirante y dar la calificación al recién examinado explicándole los motivos que le han llevado a adoptar esa decisión. De la misma forma, el documento detalla que “el funcionario examinador podrá pedir al aspirante realizar comprobaciones previas, entre otras, verificar los diversos sistemas de seguridad y elementos técnicos, así como la documentación”. La información de la Asociación también alude a que la prueba sólo se podrá interrumpir en caso de que el alumno manifieste clara impericia o tenga comportamientos que constituyan un riesgo real. Una vez concluido el periodo de prueba del proyecto, por el momento solo queda de éste la práctica del saludo y la explicación del examinador para conseguir que el alumno se relaje y se sienta a gusto con el trato recibido. Toda una mejoría ya implantada, según reconocen profesores, alumnos y examinadores.

Lo que es evidente es que detrás de todo lo determinado, dictaminado, ensayado, registrado y ahora analizado, existen multitud de alumnos, profesores y examinadores que han tenido que adaptarse a unas circunstancias, lo menos, inesperadas.

Los profesores han tenido un plazo de 48 días para adaptarse al proyecto piloto de examen. Desde que el 15 de septiembre conocieran la noticia hasta que el 2 de noviembre se implantara la fase de prueba tuvieron que realizar una tarea extraordinaria: la de preparar a los alumnos para superar los nuevos requisitos exigidos en el práctico. Las opiniones dentro del ámbito docente son divergentes, por lo que el examen piloto ha tenido sus defensores y sus detractores.

Algunos se definen como firmes partidarios de la conducción autónoma. Es el caso de Félix Sobrino, profesor de la autoescuela 3D Junio de Talamanca del Jarama. Sobrino reflexiona sobre el proyecto piloto y arguye que la conducción libre sería un modelo perfecto e interesante si el recorrido hecho por los alumnos fuese exactamente el mismo, evitando así las muy diferentes dificultades de un camino u otro, algo que puede perjudicar notablemente al alumno o, por el contrario, hacerle más fácil su labor. En cuanto a las preguntas teórico-prácticas que se venían realizando, explica que “son una pequeña sobrada que no llevan a ningún lado”.

Otros rehúsan del modelo de la conducción libre defendido por la DGT. Vivo ejemplo de ello es Antonio Rayán, veterano profesor que regenta la autoescuela que lleva su mismo apellido, situada en la localidad de Alcorcón. “La conducción autónoma en Móstoles no es viable porque no hay carteles que señalicen los recorridos ni los alumnos suelen ser de aquí”, expresa el profesor, añadiendo que en estos dos meses de conducción autónoma ha llegado a la conclusión de que es una tontería. Sin embargo, Rayán cree que “las preguntas teórico-prácticas siempre vienen bien para que el alumno sepa lo que lleva entre manos”.

Los alumnos, por su parte, parecen tener un criterio mucho más uniforme. La mayoría que ha vivido −o sufrido− este nuevo examen se opone al cambio. Calificativos de toda índole, indignación e impotencia se apoderan de gran parte de los alumnos al recordar lo que fue la experiencia de la conducción autónoma. Samuel Gorines se presenta por tercera vez a la prueba práctica, las dos anteriores realizó el proyecto piloto de la DGT, del que no guarda ningún buen recuerdo. “Al ser un examen de 25 minutos estrictos se cometen fallos y no es fácil”, lamenta el alumno. Gorines relata que este sistema lo que consigue es minar la tranquilidad del alumno. Además, alude que “está todo muy mal señalizado para poder llevar a cabo la conducción autónoma”. Cuenta también que en ningún momento le hicieron preguntas de mecánica, ni de seguridad y menos aún le pidieron la documentación. En una de las pruebas fallidas, el examinador no le dio la nota y tampoco explicación alguna del resultado. Todo ello hace que al presentarse en enero al examen práctico de conducir tal y como se venía haciendo −con una duración no tan estricta, con órdenes casi constantes por parte del examinador y sin preguntas sorpresas−  albergue alguna esperanza de superar la prueba.

Llama la atención ante el alumnado la absoluta desinformación que tienen al respecto. No son pocos los que se muestran sorprendidos al enterarse de que ya no se examinarán bajo las condiciones de la conducción autónoma. Pero muchos respiran aliviados tras volver a los orígenes, pues el cambio asusta.

José Carlos Salvador, coordinador de los 91 examinadores que componen la plantilla de funcionarios de la Jefatura Provincial situada en Móstoles, ha visto su trabajo modificado durante los dos meses pasados ante las nuevos métodos que propugnaba el proyecto piloto. Salvador hace hincapié en que la conducción autónoma puede ser muy positiva, pero sólo si en la autoescuela ha preparado lo suficiente al alumno. “Si no se le instruye en este sentido, el alumno estará perdido”, sopesa. El coordinador explica que es muy difícil conocer todos los recorridos en Móstoles, por lo que considera que “el examinador debe informar o dirigir a través de señales genéricas”. Piensa que el nuevo examen ha dado un abanico más amplio a la hora de puntuar, aunque vaticina que para crear un sistema más justo se deberían determinar unos criterios de evaluación más flexibles y donde las faltas leves no sean tenidas tanto en cuenta. “Quizá esto sea el preámbulo de una futura calificación más global”, recapacita. A la hora de realizar su trabajo diario, el proyecto piloto ha afectado considerablemente a las horas invertidas en el mismo. Los 25 minutos en los que se desarrolla la prueba y las explicaciones anteriores y posteriores roban tiempo que con el sistema tradicional se empleaba para realizar otros exámenes y terminar antes. Si se logra implantar el modelo, el número de pruebas realizadas diariamente por el examinador −16 en la actualidad− tendría que reducirse, tal y como se ha venido haciendo en el proyecto piloto, donde los examinadores hacían 13 pruebas diarias y con dificultad.

Parece que España pretende ir de la mano de la Unión Europea también en el ámbito de la conducción, pues no es difícil que el proyecto piloto de noviembre y diciembre, donde la conducción autónoma ejerce un papel protagonista, sea llevado a término en el próximo año. Todo dependerá de si la evaluación de los resultados de esta prueba se alza con el sobresaliente, saca un aprobado raspado o se queda con un triste suspenso.